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Anemia durante el embarazo

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La anemia es un trastorno normal que se presenta por los cambios fisiológicos del embarazo, sin embargo, es importante conocer que la anemia esta altamente asociada a mortalidad materno-fetal. Por este motivo, es necesaria la suplementación con hierro y ácido fólico durante el embarazo, con el propósito de prevenir cuadros de anemia gestacional y asegurar el bienestar de la madre y su bebé, sobre todo en el momento del nacimiento.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente 42 % de las embarazadas sufren de anemia en algún momento del embarazo o en el puerperio.


Existen diferentes definiciones de anemia durante el embarazo. La OMS considera que para que exista anemia, los valores de hemoglobina deben ser menores de 11 g/dL. Por otro lado, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), tiene diferentes limites inferiores según el trimestre, y define la anemia gestacional cuando la Hemoglobina es menor a 10.5 g/dL y/o el Hematocrito es menor a 32% durante el segundo trimestre, o cuando son menores a 11g/dL y/o 33% de hematocrito en el primer y tercer trimestre.


El tipo de anemia más frecuente en el embarazo es por deficiencia de ingesta de hierro en la alimentación, aunque existen otras causas de anemia, como por ejemplo: enfermedades genéticas, enfermedades que causan alteraciones en el tamaño y forma de los glóbulos rojos, algunas infecciones, etc.


Es un hecho que las mujeres con anemia por deficiencia de hierro tienen más frecuentemente niños prematuros o con bajo peso al nacer. También está documentado que la baja reserva de hierro antes del embarazo aumenta la posibilidad de padecer anemia durante el mismo, menor tolerancia para realizar actividades físicas, mayor susceptibilidad a desarrollar infecciones y, como consecuencia, una pobre interacción con sus hijos cuando estos han nacido. Por esto, la anemia materna continúa siendo causa de un número considerable de morbimortalidad perinatal.


TRATAMIENTO


En la anemia por deficiencia de ingesta de hierro, las opciones terapéuticas incluyen hierro en presentaciones orales e intravenosas. La primera línea de tratamiento en la mayoría de las pacientes es la reposición con hierro oral debido a su eficacia, seguridad y bajo costo. El Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (ACOG), sugiere que se debe otorgar un aporte diario de hierro de 160-200 mg al día, de esta manera casi siempre se logra una rápida respuesta, con un incremento promedio de la hemoglobina de 1 g/dL después de 14 días de tratamiento. Esta recomendación también aplica para los casos de deficiencia de hierro sin anemia, es decir, con niveles de hemoglobina normales, los cuales son frecuentes al inicio del embarazo, por los cambios fisiológicos de todo embarazo.


El principal problema de las presentaciones orales es que se asocian con poca tolerancia y una tasa de efectos adversos de hasta un 40 %, entre los cuales se incluyen las náuseas, vómitos, diarreas, estreñimiento y dolor abdominal.


El tratamiento con hierro intravenoso se puede administrar a partir del segundo trimestre de embarazo, y está indicando cuando el hierro oral es poco tolerado o es ineficaz, siendo este efectivo y seguro en el embarazo sin efectos adversos graves. Las indicaciones para la terapia intravenosa son: anemia severa, intolerancia al hierro oral o la necesidad de una reposición rápida y eficiente de la hemoglobina.



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