Durante mucho tiempo, la atención perinatal se centró en los nueve meses de embarazo y en el parto de un bebé sano alrededor de la semana 39-40. Luego hubo un cambio de paradigma.
Nos dimos cuenta que la atención que ofrecemos en los primeros 100 días después del nacimiento de un bebé son tan importantes como la atención que brindamos durante el embarazo. ¡Nació el cuarto trimestre! Esto significa no solo abordar las necesidades médicas de los padres y el recién nacido en el posparto, sino crear un entorno seguro y receptivo que esté preparado para abordar los desafíos físicos, sociales, emocionales y económicos que enfrentan muchas familias después de la llegada de un bebé.
Las semanas posteriores al nacimiento son un periodo crítico para la mujer y su bebé, y sientan las bases para la salud y el bienestar a largo plazo. Durante este periodo, una mujer se está adaptando a múltiples cambios físicos, sociales y psicológicos. Se está recuperando del parto, adaptándose a los cambios hormonales y aprendiendo a alimentar y cuidar a su recién nacido.
Además de ser un momento de alegría y emoción, este “cuarto trimestre” puede presentar desafíos considerables para las mujeres, incluida la falta de sueño, fatiga, dolor, dificultades para amamantar, estrés, nueva aparición o exacerbación de trastornos de salud mental, falta de deseo sexual e incontinencia urinaria.
La falta de atención a este trimestre es motivo de especial preocupación, dado que más de la mitad de las muertes relacionadas con el embarazo ocurren después del nacimiento del bebé.
Dada la urgente necesidad de reducir la morbilidad y la mortalidad materna, se refuerza la importancia del “cuarto trimestre” y proponer un nuevo modelo de atención posparto.
Actualmente, hasta el 40% de las mujeres no asisten a una consulta posparto, esto impide el manejo de las condiciones de salud crónicas y el acceso a métodos anticonceptivos eficaces, lo que aumenta el riesgo de embarazos de intervalo corto y parto prematuro.
La orientación anticipada mejora el bienestar materno, en un ensayo controlado aleatorio, 15 minutos de orientación anticipada antes del alta hospitalaria, seguidos de una llamada telefónica a las dos semanas, redujeron los síntomas de depresión y aumentaron la duración de la lactancia materna hasta los 6 meses después del parto.
El Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras recomienda que “todas las mujeres deberían tener una consulta con su ginecólogo (a) dentro de las primeras tres semanas posparto. Esta evaluación inicial debe ser seguida con atención continua según sea necesario, concluyendo con una consulta integral posparto a más tardar 12 semanas después del nacimiento”.
Nuestro objetivo es que cada nueva familia tenga un plan de atención integral y un equipo de atención que apoye las fortalezas de la madre y aborde sus múltiples necesidades que se cruzan después del nacimiento.
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