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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer - 25 de noviembre

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Casi 1 de cada 3 mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida.


Un nuevo informe de ONU Mujeres, basado en datos de 12 países, desde la pandemia, reporta que 2 de cada 3 mujeres padecieron alguna forma de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría.


Por desgracia, solo 1 de cada 10 dijo que recurriría a policía en busca de ayuda. A su vez, se llegó a la conclusión que estas mujeres tienen más probabilidades de enfrentarse a situaciones de pobreza y escasez de alimentos.


La violencia contra las mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual.


La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.


Tenemos que entender que la violencia obstétrica, es un tipo de violencia de género.


¿Qué es violencia obstétrica?

La mayoría de los conceptos suelen definir la violencia obstétrica como una violencia contra la mujer consistente en una acción u omisión que atenta contra los derechos de salud, reproductivos y sexuales de la mujer y abarca los periodos del embarazo, parto y puerperio y ciclos reproductivos. (toma de decisiones como los relativos a los métodos anticonceptivos, número y espacio de hijos, interrumpción legal del embarazo, entre otros).


Sin salud y derechos sexuales y reproductivos no hay igualdad.


La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas no serán posibles hasta que no se garanticen la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Para que las mujeres y las niñas puedan tener vidas saludables y la libertad de participar en la vida social, económica y política, necesitan un acceso universal a servicios, información y educación de calidad; y condiciones que les permitan hacer efectivos sus derechos sexuales y reproductivos.


La Violencia Obstétrica: otra violación de los derechos humanos.


¿Cómo sé yo que he sufrido violencia obstétrica?

Las manifestaciones más comunes de este tipo de agresión son los gritos o regaños (37.4%), retraso en la atención por quejas de la afectada (34.4%), ser ignorada (33.1%), presión por aceptar un método anticonceptivo o esterilización (30.9%) y posiciones incómodas (30.8%).


También están las ofensas (23.4%), anestesia denegada (16.1%), método anticonceptivo o esterilización involuntaria (13.9%), firma involuntaria de papeles (10.7%).


También son violencia obstétrica las prácticas invasivas y suministro injustificado de medicación, la negativa de tratamiento o aplazamiento de la atención médica, no respetar los tiempo del parto, los regaños, burlas, insultos y la manipulación de la información.


En México, 33.4% de las mujeres ha sufrido violencia obstétrica


La atención obstétrica moderna somete con frecuencia a las mujeres a rutinas institucionales, que pueden tener efectos adversos sobre el progreso del trabajo de parto sometiéndolas a tasas altas de intervención, personal poco familiarizado, falta de privacidad y otras condiciones que pueden experimentar como desagradables.


Estas condiciones pueden tener un efecto adversos sobre el progreso del trabajo de parto y sobre el desarrollo de sentimientos de competencia y confianza; a su vez, estos efectos pueden deteriorar la adaptación a la maternidad y el establecimiento de la lactancia materna, además de aumentar el riesgo de depresión.


La mayor proporción de casos reportados de violencia obstétrica se encuentran en el Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Morelos y Querétaro.


La finalidad de visibilizar el trato que en ocasiones reciben las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio, no es con el objeto de criminalizar ni estigmatizar la labor médica, el objeto es contribuir a que las autoridades de salud identifiquen y combatan aquellas violaciones a derechos humanos de las mujeres en ocasión de la atención obstétrica, ya que “para transformar esta realidad, se requiere de investigación que ayude a conocer cuáles son las condiciones materiales, sociales y culturales que determinan el tipo de percepciones que tienen los prestadores de servicios acerca de las mujeres en el trabajo de parto, de salud y de los derechos reproductivos.


Para enfrentar la problemática, es necesario un cambio de paradigma mediante la inclusión de la perspectiva de género y el enfoque de derechos humanos, en los planes de estudio de las escuelas de medicina y enfermería , la adopción de políticas y medidas necesarias para la promoción e implementación del parto intercultural y respetado, entre otros aspectos.


¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!

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