Un día como hoy hace 33 años comenzó el esfuerzo mundial de la lucha contra la discriminación hacia las personas que viven VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana)/ SIDA (Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida) y la búsqueda de un acceso universal al tratamiento de esta enfermedad.
SIDA es el término asignado a las fases más avanzadas de la infección por el VIH, caracterizadas por la aparición de infecciones que alteran el estado de salud por la debilidad del sistema inmunitario.
Las cifras mundiales hasta el año 2020 se estiman en 37.7 millones de casos, 680 mil fallecimientos, 1.5 millones de nuevos contagios. En nuestro país se estiman al menos 270,000 personas con VIH, más importante aún es que 3 de cada 10 personas que lo padecen no conocen su diagnóstico y solamente el 60% de los que saben de su enfermedad están en tratamiento.
La detección oportuna es un tema de interés, ya que la aparición de síntomas posterior al contagio pueden presentarse entre los 5 a 10 años. Actualmente existen pruebas rápidas para la detección de VIH que consisten en la toma de una gota de sangre.
El virus se encuentra presente en algunos líquidos corporales de las personas infectadas, como lo son la sangre, el semen, las secreciones vaginales y rectales o la leche materna. Debemos olvidar las ideas erróneas de contagios por contacto con saliva o sudor así como el concepto de ser una enfermedad exclusiva de personas homosexuales.
La vía de transmisión se lleva a cabo por relaciones sexuales vaginales o anales sin protección, transfusión de sangre contaminada; por compartir agujas, jeringas u objetos punzocortantes y por transmisión de la madre al hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.
El vivir con VIH y estar embarazada puede ocasionar angustia en la madre por el riesgo de transmisión, la cual, gracias al tratamiento oportuno las tasas de contagio de una madre a su bebé durante el embarazo pueden reducirse hasta menos del 1%.
Los avances en la medicina no logran aun la cura de la enfermedad, sin embargo, los tratamientos antirretrovirales evitan la replicación del virus en el organismo y de esta manera se mantiene el sistema inmunitario funcionando adecuadamente.
Estudios recientes han demostrado que si la persona con VIH está recibiendo un tratamiento antirretroviral y logra niveles indetectables del virus no pueden transmitir el VIH a otras personas.
La conducta debe centrarse a la prevención de la enfermedad, evitar las actividades de riesgo de contagio y en caso de estar expuesto realizar las pruebas necesarias para diagnóstico y poder acceder al tratamiento de forma oportuna en caso de ser necesario.
Este es un llamado a terminar con la desigualdad, la estigmatización y poner fin al VIH/SIDA. Una persona con VIH en tratamiento puede tener una vida normal.
Comments