El 17 de noviembre se recuerda el Día Mundial del Niño Prematuro, cuyo lema este año es “Cuidar para Prevenir”. Esta iniciativa de Unicef desde el año 2009 fue ampliada para que la conmemoración se extienda a lo largo de una semana, debido al exponencial aumento de niños con esta condición, cada vez con más sobrevida.
El parto prematuro es aquel que sucede antes de las 37 semanas de gestación y se asocia a enfermedades prevenibles que se presentan durante el embarazo, y que pueden ser tratadas y controladas si son detectadas de forma oportuna. La mayoría de los nacimientos se presentan derivados de una serie de factores maternos que pueden ser: sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión, infecciones, problemas renales, edad materna muy avanzada o muy joven, así como los tratamientos de fertilización.
El día mundial del prematuro es una fecha que desea poner de manifiesto el alto riesgo de mortalidad que tiene el traer bebés prematuros al mundo. Se trata de prevenir, pero también de ayudar a los niños y a sus familias para que puedan superar con éxito esta circunstancia.
Cada año nacen aproximadamente 15 millones de niños prematuros, de los cuales más de un millón muere antes de cumplir los 5 años. Es más, desde el año 2015 se ha establecido que los nacimientos prematuros son la principal causa de muerte infantil del mundo y, en muchos casos, aquellos bebés que logran sobrevivir pueden desarrollar patologías como retraso cognitivo, pérdida de visión o audición y hasta parálisis cerebral.
Uno de cada diez niños nace antes de las 37 semanas de gestación (prematuros) y sólo siete de cada diez niños nacidos prematuros superan los primeros 30 días de vida. Entre más prematuro sea el bebé, mayor es el riesgo que enfrenta, pues nace con una inmadurez orgánica generalizada, lo que quiere decir que su corazón, cerebro, ojos, oídos, pulmón, riñón, intestino tienen que llevar un proceso de adaptación para adaptarse a la vida extrauterina y que sus órganos tengan la madurez para esta transición.
Un recién nacido prematuro tiene alto riesgo de desarrollar alguna secuela que afecte su desarrollo, como ser infecciones respiratorias frecuentes, o algún grado de discapacidad motora, cognitiva, auditiva o visual. No obstante, muchos bebés logran superarlos, acompañados del amor de sus familiares, y de la atención cariñosa y con calidad de los profesionales de salud.
Mantener un control prenatal puntual, cuidar la alimentación y la salud de la futura mamá, así como seguir al pie de la letra las indicaciones médicas respecto a la realización de exámenes de laboratorio y estudios de ultrasonido preventivos, son algunas de las recomendaciones para que un bebé llegue al término y nazca sano.
Algunos de los programas como Mamá Canguro, ayudan a fortalecer el vínculo materno que se pierde cuando el bebé se queda hospitalizado, fomento a la Lactancia Materna, así como banco de leche que tratan de garantizar la alimentación exclusiva con lactancia materna.
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