Esta iniciativa nació en 2004 gracias a la Asociación Francesa por el Parto Respetado (AFAR) y desde entonces se replica en distintos países con un objetivo principal de hacer visible el modo en que se atienden partos en todo el mundo y exigir el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento.
¿Cuándo un parto es respetado?
El término "parto respetado" o "parto humanizado" es un término desarrollado por el obstetra francés Frederic Leboyer en la década de los 70, y hace referencia al respeto de los derechos de las madres, los niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento. Promueve el respeto a las particularidades de cada familia, etnia, religión, nacionalidad, acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas.
El parto respetado implica generar un espacio familiar donde la mamá y el recién nacido/a sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.
Cuando hablamos de parto respetado nos referimos que la mujer siga su propio pulso de parto evitando todo tipo de intervenciones innecesarias, así como a decidir la forma de controlar el dolor durante el parto.
El proceso fisiológico del parto debe apoyarse para que sea lo más natural posible, sustentado en las recientes investigaciones científicas, y en el enfoque basado en evidencias, con intervenciones técnico-especializadas solo en respuesta de riesgos y complicaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que el nacimiento humanizado debe incluir los siguientes elementos:
· Reconocer a la madre, el padre y su hija/o como los verdaderos protagonistas.
· No interferir rutinariamente este proceso natural; solo se debe intervenir ante una situación de riesgo evidente.
· Reconocer el derecho de la mujer y su pareja, a la educación para el embarazo y parto.
· Reconocer y respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modelo en que se desarrolle esta experiencia.
· Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el posparto.
· Brindar atención personalizada y continua en el embarazo, parto y puerperio.
· Favorecer la libertad de movimiento y posición de la mujer durante todo el trabajo de parto (en cunclillas, hincada, sentada, en el agua, o como desee).
· Promover la relación armónica y personalizada entre la pareja y el equipo de asistencia profesional.
· Respetar la decisión de la mujer sobre quién desea que la acompañe en el parto.
· Privilegiar el vínculo de la madre con su hija/o, evitando someterle a exámenes o a cualquier maniobra de resucitación, que sean innecesario.
El embarazo y el parto no son una enfermedad
¿Qué es la “hora sagrada” y qué beneficios tiene sobre los bebés y las mamás cuando se respeta?
La “hora sagrada” se trata de un momento emotivo, sensible y único de encuentro, de reconocimiento, en el que el contacto precoz, piel con piel, tiene efectos positivos tanto en el corto como en el largo plazo. La madre experimenta una descarga de oxitocina que favorece la instauración de la lactancia materna, ya que el bebé se encuentra especialmente receptivo, buscando una contención parecida a la que tenía dentro del útero.
Beneficios de la “hora sagrada”
· Previene la hipotermia (disminución de la temperatura) del bebé.
· Promueve la lactancia materna
· Reduce el estrés del bebé y la ansiedad de la madre, mejorando el vínculo afectivo entre ambos.
· Contribuye a la estabilidad fisiológica del recién nacido.
· Está científicamente comprobado que el contacto precoz piel con piel estabiliza la respiración y la oxigenación del bebé, mantiene sus niveles de glucemia, estabiliza la presión arterial, disminuye el llanto e incrementa el estado de alerta.
· Disminuye la presencia de síntomas depresivos posparto y fortalece la autoestima de la madre.
Los primeros 60 a 90 minutos después del parto son trascendentes para la vida del bebé y su mamá.
Si el parto no tuvo complicaciones, no es necesario bañar, medir, pesar, tomar la temperatura ni vacunar al recién nacido durante esos primeros minutos.
Es importante postergar el corte del cordón umbilical hasta que deje de latir, ya que el pase de flujo sanguíneo que se produce en ese momento es beneficioso para el sistema inmunológico del recién nacido, así como para disminuir el riesgo de anemia neonatal, dicho proceso se conoce como pinzamiento tardío del cordón umbilical.
Que cada vez más mujeres y parejas conozcan los beneficios físicos y emocionales de un parto humanizado, sería un primer paso importante para reducir la asimetría de información entre médicos y pacientes, reducir la tasa de cesáreas innecesarias y aumentar la demanda por partos naturales que sean respetuosos con las necesidades de la pareja y el bebé.
Aunque sin duda son tiempos difíciles por la pandemia del COVID-19, es importante continuar procurando las indicaciones de la OMS para que las madres tengan un parto respetado, siguiendo las medidas de prevención necesarias pero sin dejar de lado los derechos de la madre y el bebé.
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